Quienes conformamos esta organización asentamos nuestro trabajo en el reconocimiento de que todas y todos poseemos la capacidad de imaginar, innovar, crear, y esta capacidad puesta en acción, nos forma, moviliza y transforma.
Con intencionalidad transformadora vemos el juego como recurso metodológico, como un facilitador de procesos. Aún más, el juego con enfoque de Red, un facilitador de procesos comunitarios, pero… ¿Cómo intervenir en un río que fluye permanentemente, donde no es el fluir el obstáculo, sino el ser conscientes del riesgo de interrumpir su caudal?
Asistimos a la apertura de un nuevo ciclo. Nos descubrimos impulsadas por la disposición a satisfacer nuestras búsquedas, las básicas y las más radicales. Buscamos nuevas perspectivas de ser, sentir y estar.
Queremos encontrarnos con otras y otros desde la alegría del juego. Considerándolo como instrumento de aproximación mutua, y con contenido de resistencia, reivindicación y transformación de las estructuras e instituciones que refuerzan la desigualdad social y la violencia de género.
Queremos involucrarnos, comunicarnos, expresarnos y establecer lazos de aportación y convivencia, de diversión y disfrute con el otro y la otra. Y por sobre todo, crear ese otro mundo. Ese que nos impulsa a romper con el mapa que usamos para manejarnos en la realidad de todos los días. Ese mundo que desajusta brújulas y esclarece lúdicas manos que despiertan las ganas de trastocar. Manos de resistencia, manos desafiantes para cambiar la historia.
Porque en el juego hay más espacio para la autonomía, para la elección, para la toma de decisiones y el consenso, para superar dificultades, para ganar y perder… Hay más espacio.
… y sucede que el juego profundiza como ninguna otra herramienta educativa.